martes, 2 de octubre de 2007

Carta a Lucía

Hola cariño, te escribo esta carta como tantas otras que te he escrito; pero esta es para celebrar tu tercer cumpleaños, quién me lo iba a decir después de nacer tan malita como naciste ¿verdad? Tus problemas cardíacos y ese traslado urgente a otro hospital (papá estaba dividido: mamá en un hospital y Lucía a 45 km. En otro).

Han pasado tres años desde ese 04 de octubre fatídico y precioso a la vez, precioso porque lo que tu madre y yo queríamos había llegado, y fatídico porque no era lo que esperábamos o cómo lo esperábamos. Nunca, Lucía, se nos había pasado por la cabeza, ni tan siquiera lo habíamos hablado que pudieras ser distinta, que pudieras tener problemas, vamos que fueras Down; no lo habíamos hecho hasta que ese médico lo dijo de aquella forma tan despectiva (Tu hija es mongólica) a la media hora de nacer.

Sabes ahora con el tiempo voy recordado cosas que aquella noche y aquel día ocurrieron o pasaron por mi cabeza; ingresaron a mamá a las 02:30 horas del 4 de octubre y yo estuve sólo hasta muy poco antes de que nacieras, me acuerdo que estuve con el teléfono jugando y pensando en cómo serías y también me preguntaba si tendrías algún problema. Después de este periodo voy haciéndome preguntas sobre porqué elegimos tu precioso nombre, Lucía, y llego casi siempre a la misma conclusión, estaba escrito que serías la Luz para toda la familia.

Lucía, gracias por existir, por ser el ser que eres, por querernos como padres y por querer nacer en el seno de nuestra humilde morada, gracias. Nunca, y lo digo en voz alta, sabremos todo amor que has tenido hacia nosotros; pero si te puedo decir que no se puede medir el amor que sentimos por tí.

Te queremos Lucía. Felicidades.

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