martes, 23 de julio de 2013

Una aventura (2ª parte)

Buenos días mundo, bienvenidos amigos!! Hoy os regalo la segunda parte de nuestra aventura en Gran Canaria, lo de aventura es por el hecho de que hemos ido solitos (los dos peques y yo), no porque haya nada raro en ello.
 


Ha sido espectacular ver a mis soles comportarse tan bien y al vez saliendose del tiesto de vez en cuando, pocas veces. Tengo una hija que no merezco y un hijo que parece, cuando quiere, ser el niño ideal que toda familia quiere. Se han compenetrado tan bien, se han sabido entender fuera de su entorno, tienen tanto en común y, a la vez, son tan diferentes. Cuida Mario tanto de Lucía, como ella de él y siempre se defienden mutuamente, hasta que se pelean entre ellos (normal entre hermanos). No se como se puede tener ese "don" de saber que necesita el uno y el otro de cada uno, pero ellos consiguen entenderse a las mil maravillas y cubrir sus necesidades. No hay palabras.
 


 
Bueno, vamos al lío. Después de descansar del duro viaje (ellos, yo no), comenzamos el día abriendo el comedor para desayunar (así todo el viaje), un estupendo y suculento manjar; ellos con sus preciadas galletas maría y lo que venga después. Al terminar nuestro desayuno a comprar cosas para tener en el frigorífico por si nos daba hambre en horas extrañas y tener algo para que los peques no se mueran de sed en el bungalow. Al finalizar ese arduo trabajo a la piscina, a disfrutar de los merecidos días de descanso lejos del mundanal ruido peninsular y de los problemas de todo un año de jaleos. ¡Nos lo mereciamos!, mis hijos y yo solos y juntos hablando de lo que ocurre y descansando. A la hora de comer al comedor de nuevo, a ponernos como el quico y luego a descansar para después coger la piscina con ganas, hasta la hora de ir a cenar y a la minidisco (Mario no estaba por la labor, pero Lucía no paraba).
 



Todos los días han sido iguales, pero distintos, porque siempre hemos encontrado algún aliciente para disfrutarnos mutuamente y disfrutar de todos los que nos rodeaban. Hemos recorrido la isla, recordando viejos lugares que en otros momentos habiamos visitado y los niños han descubierto que la vida se disfruta cuando te gusta lo que haces y como lo haces. Mogán fue para ellos lo más bonito, la Venecia de Gran Canarias, sus calles estrechas llenas de plantas y su puerto, rico en colorido, ha sido espectacular verlos disfrutar. Mirador Barranco degollada de yeguas, otro lugar fantástico, un punto elevado de la isla, desde donde se puede divisar todo. La misma costa de Maspalomas, estupenda, hacia el Atlántico. Que lujo tienen en esta bonita isla.
 





Lo mejor, de todas formas, ha sido conocer a gente maravillosa que en todo momento han visto a mi familia como algo normal, en los tiempos que corren. Han visto a Lucía como una niña más, que ha jugado con todo el mundo y se ha divertido mucho; y Mario con sus juegos y sus diversiones. Se lo han pasado genial, han buceado, han nadado, han jugado a la pelota, han jugado con pistolas de agua, han compartido con todo el mundo, en definitiva fantástico. Quiero dar las gracias, en especial, a Laura, Virginia, Carlos y su abuelita, que momentos más buenos hemos pasado juntos en este maravilloso enclave; sois gente maravillosa de la que queda poca en el mundo.
 
 
¡Os quiero y os llevo en el corazón!
Los días sin veros se hacen eternos.
 


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