viernes, 11 de mayo de 2018

El fin

¡Querido abuelo!, el tiempo está como nosotros nublado o triste y soleado o contento.
Nublado porque el vacío  que dejas en la tierra es grande y tenemos una tristeza terrenal.
Soleado porque dónde estás alumbrado a todos tus seres queridos que ya están contigo, en especial la abuela.
Diego (titi), mamá oficialmente sois huérfanos terrenales, pero estamos aquí para que nunca os sintais solos.
La abuela y el abuelo desde su atalaya nos cuidan a todos.
Abuelo, me permitís, te has marchado como has estado toda la vida: sin hacer ruido.
TE QUEREMOS.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siento mucho esta pérdida irreparable, pero como bien dices, ellos nunca nos abandonan, se quedan en nuestra memoria y nuestro corazón para siempre, hasta que nos volvemos a encontrar en ese sitio donde no hay luto, llanto, ni dolor, como bien decía ayer una de las lecturas del evangelio. Por mi parte siempre recordaré a tu abuelo como aquel vecino amable y sonriente, sentado en su mecedora con su gorra y como todos los yerberos con una bondad que les caracterizaba increíble.
Un saludo y mucho ánimo.